31/3/15

Alfonso Reyes escribe sobre Chaplin

La creación de un mito 
A Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán se les atribuye el haber iniciado la crítica de cine en español. Uno de sus primeros motivos para escribir fue el gran artista del siglo XX. Para la muestra, este botón.

Habíamos anunciado que Charlot, rebasando el campo del cinematógrafo, saldría a la vida trocado en nuevo tipo cómico tan consistente como Pierrot. Y ¿quién no recuerda el Charlot del Carnaval? ¿Quién no ha visto los Charlots que se vendían en la feria de San Juan? ¿Y en el teatro de variedades del Retiro, el Charlot del restaurante acrobático? ¿Y en el circo de Atocha, el excelente Charlot de los trapecios? ¿Y, en los toros, el Charlot torero? Y véase cómo, en distintas aplicaciones, se saca partido de cada uno de los atributos del nuevo ente mitológico, del sombrero y del bastoncillo, del traje y aún las botas. Por las calles, en las paredes, vense Charlots toscamente pintados. Héroe impertinente de la risa, su recuerdo se asocia al de dos o tres gestos fundamentales: un saludo, un golpe y un salto. Chaplin ha logrado una de las invenciones más sutiles: ha inventado el frisson nouveau. Y ya para siempre, como emblema de la sensibilidad popular de nuestro tiempo, Charlot piruetea, piruetea “más serio que un enterrador”. Señálese la hora para el día en que se reduzcan todos los espectáculos públicos (el circo, las “variedades”) a evoluciones de temas, como se ha hecho ya con el teatro; señálese la hora en que Charlot aparece, primera influencia palmaria del cinematógrafo en la vida, imprimiendo un nuevo, diminuto temblor en el desarrollo de las cosas humanas.

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